domingo, 28 de agosto de 2022

Perspectiva

     De lejos, de cerca, en todas las direcciones, por todos lados. ¿Me considero un acosador? No, lo normal. Sonríes, lloras, te burlas, maldices. Has madurado y yo he soportado cada una de tus etapas. Cada martes te recojo en mi carcacha que tengo por carro. Nunca me cayeron bien tus amigos pero no quiero que te quedes sólo conmigo. Tu madre detesta verme, piensa que soy una mala influencia para ti con la excusa de que fumo. Me resplandecen los ojos al percatarme de que eres feliz cuando voy a tus presentaciones de la banda que creaste. 

    Eres una mujer hecha y derecha, mas, en todo momento serás mi hijita revoltosa que corría por toda la casa como toda una exploradora.

Condenas

     Tu perfume se quedó en mis sábanas, tus besos impregnados en mi piel. y tus palabras esparcidas por el ambiente. Me enseñaste tanto, para hablar no se necesita usar la voz ni para decir un "te quiero". Bésame, es una orden. Las acciones que hiciste desde que nos conocimos, me llevaron a replantearme varias cosas. Tal vez merecemos otra oportunidad sobre la Tierra. Me saca una sonrisa cuando recuerdo que abrías al extremo tus ojos por explicarte los tipos de besos y sus ubicaciones. Nos preguntábamos cosas irracionales y súbitamente cambiábamos a temas profundos, mas jamás dejaste de hacerme reír. 

    Tu pasión era la bicicleta, muy trillado. Te tomaste el tiempo de aclararme cómo se emplea. Sabías por qué era tan cerrada con mis sentimientos, felicitaciones por tu actuación. Todo se pasó en silencio, sigilo y misterio. Un día me di cuenta que hace mucho que te mudaste a mi corazón. ¡No te manifesté entre las sombras esas palabras aunque tú te percataste del porqué. 

    Qué descarada situación! Sin orgullo, si alguien me llega a preguntar sobre ti, le contestaré: "Mi mejor amigo es su pareja, no conozco a la persona más allá de los rumores.".

viernes, 26 de agosto de 2022

Pu... Prefiero "prostituta"

    "¡Matrona, Matrona!", gritaban a mi alrededor. La calma se esfumó del prostíbulo en el momento en el que entró la figura misteriosa. Todas las chicas corren a diestra y siniestra probándose trajes, mejorando su maquillaje, peinando sus largos cabellos entre ellas, con los segundos que faltan.
    Nada que ver conmigo, soy el patito feo, sonrío en mi mente por la comparación que me dediqué. Utilizo un vestido de cabaret y sostenía un abanico y un látigo entre mis brazos. Además de mi voz, estos objetos las hacen arrinconarse en una esquina por el terror de la expectación. "Aceleren el paso.", vocifero. Mi vida no ha sido fácil, empero, me ha tratado de maravilla comparado con ellas. Al salir del colegio, mi familia se ahogaba en deudas y pensé en una forma rápida de hacer dinero. Le hice una propuesta a las que se graduaron conmigo y ellas aceptaron con extremo desespero por situaciones personales.

    La mayoría de las personas nos ve con lástima o asco pero, yo siento que debería ser todo lo contrario. Asgo mis manos en las cadenas de mi vida, yo decido, yo me muestro ante el mundo tal y como soy y eso me genera fuerza. Que piensen lo que se les venga en gana, llámennos "putas", sean irrespetuosos que al final los depravados y miedosos de mostrarse como son, son otros. Pude haber sido mesera o buscar en una empresa que me acepte con el currículum que poseo, sin embargo, fue por elección propia ser matrona. 

    Suena la campana y todas se ponen en una fila. Una misteriosa persona -con capa y máscara- entra en la estancia. Pasea sus ojos por todas nosotras. "Ojo, no somos objetos, le estamos ofreciendo un servicio.", le dejo en claro. A su lado, reposaba un acompañante. El encapuchado le susurra algo y su acompañante se gira hacia mí. "Quiere su servicio, Matrona.", todas permanecemos estáticas. Al fin y al cabo, yo también trabajo de aquello. Lo escolto a los aposentos más lujosos del prostíbulo. Luce alguien forrado en plata.

    Nos sentamos en una mesa y quedamos frente a frente. Se quita la capucha y la máscara... ¡Es una chica! Qué exótica, la primera que veo que no tiene pena. Noto que hace parte de mi bando. Abro bien grande los ojos como si no fuera real. "¿Le da asco mis gustos?", me pregunta. Para nada, le hubiera dicho. "Claro que no. Me ofende, señora. Hay muy pocas personas que se muestran... como son.", le digo. "Entonces brindemos por las personas estrafalarias que siguen en el mundo.", alza dos copas llenas de vino y me tiende una. "Que sea en el universo.", respondo. Lo que oigo a continuación es el tintineo de las copas, chocar.

jueves, 25 de agosto de 2022

Sin sentido

     Ya no lo soporto. Rogué por acordarme sobre hacer un torniquete, mis plegarias fueron escuchadas y no sirvieron de nada. La sangre sigue brotando por mi muslo derecho en grandes cantidades. Luché y acabé en este agujero de mala muerte. Mi barba, crespa al igual que enredada, lucía en todo su esplendor gotas de sangre por todas sus extensiones. Hace frío, está oscuro y el suelo es húmedo. Oigo sonidos y rápidamente empuño mi arma. Se acerca y... Es una maldita rata. Pasé de ser el depredador a una presa, genial. Le disparo hasta que no mueve ni un músculo. Fantástico, se me han acabado las balas. ¿Por qué acepté el trabajo en el laboratorio? Dinero, la respuesta es fácil. Yo qué iba a saber sobre los experimentos que desarrollaban aquí. La catástrofe dio inicio cuando una jodida mantis gigante le cortó la cabeza a una docena de trabajadores. Los de mi equipo han desaparecido, si es que no los asesinaron las criaturas. Mientras ellos velaban por nuestra seguridad, yo me ocupaba de una reclusa loca que al entablar conversaciones se convirtió en mi amiga.

    Me esmeré en salvar a Halle, una científica tildada de loca dado a que quería ayudar a los animales en lugar de maltratarlos. No secundo su opinión pero no merecía ese trato. Terminó encerrada en las vieja cabinas, en el subterráneo. Una mierda, nadie se acordaba de su existencia de no ser por mí. Llegué sumamente tarde, hubo una fuga en las tuberías y todo el piso se encontraba inundado hasta el techo. Nadé, aguanté la respiración y al abrir la cabina su cuerpo flotaba inerte por la estancia. 

    Arde. Por el apuro de salir del lugar, una puerta se cerró, aprisionando mi oreja y arrancó el piercing de un tirón. Adiós oreja completa. Las luces titilaban en los pisos arriba mío. El agujero comienza a llenarse de agua rosácea por los toques de sangre. 

    En conclusión: no hice nada en mi jodida vida, nadie importante a quien hacerle panqueques. ¿Fue en vano? Mi contienda interna no sirvió. 

    Espero. Será como echarse una siesta.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Mi utópica distopía siendo un asesino

     En los incógnitos lugares para asesinos se encontraba él. Parecía alguien sometido, basura, nada. Su bozal descansaba en gran parte de su cara y su ama tenía la correa con autoridad. Pero yo lo sé, tengo la seguridad de lo que hace cuando nadie le presta atención. Sueño con ser igual a él, Un asesino vestido de víctima. La policía piensa que fue secuestrado y está aquí en contra de su voluntad. 

    Por mi lado, al fin llegué a los primeros 100 puestos de asesinos élite. Con los giros de la vida, se decretó que los asesinos de élite (100 en total) tienen derecho a matar sin cargar con las consecuencias. Es de locos, mas, lo hace menos divertido puesto que, no habrá adrenalina por huir a tiempo ni la esperanza reflejada en los ojos de la víctima. Cada noche anuncian a los asesinos más hábiles y el nombre de muertes, espero estar un día allí, en la pantalla. Una cosa que ronda por mi cabeza son las amenazas que llegaron esta mañana a mi puerta. Soy el asesino nº 98, el nº 97 se encuentra en todo su derecho de estar asustado por si le llego a quitar el puesto. Y solo hay una manera de ascender: arrebatando el poder de las manos del anterior y así sucesivamente. 

    Mis hermanos de preparación (el orfanato, criadero de asesinos) un día despertaron muertos por culpa de un envenenamiento en su comida. Jamás se supo quién fue. Fui el único sobreviviente, qué cosas tan extrañas... Dije que quería ser el mejor, lo seré y punto.

martes, 23 de agosto de 2022

Quiero la paz

    ¿Es mucho pedir? Me tiraron a la guerra a mis 2 años de existencia física. Creí hacer parte de un grupo junto a los otros soldados, pero me equivoqué. Soy muchas: una rara, muy seria, García, entre otros... De las cuales me enorgullezco. El bando al que pertenezco es el mío y los soldados de todas partes atacan, hasta mi propia conciencia juega en mi contra. Luego de tantos años de batalla todos hemos mejorado nuestras técnicas. Algunos porque tenían miedo que se las hicieran a ellos y otros porque se las hicieron ya (me incluyo en ésta). Estoy preparada para volver, al igual que los demás soldados, mas me gustaría un tiempo de paz. Lo que pasa en las películas: hacen una tregua y todos se unen. Lamentablemente, no estoy en una película o libro, por lo menos no de mi agrado. Espero que la suerte tenga piedad este año; aunque no me molesta ser una mariquita como en "Bullet Train". También disfruté "Good luck, Leo Grande", entre muchísimas enseñanzas más de otros sitios. Anhelo la libertad, la veo tan imperfecta y hermosa y al mismo tiempo tan lejana. No le pediré permiso a nadie para llegar y saludarla o darle un abrazo gigante.

    ¿Tenemos esperanzas de redimirnos? Yo siempre he esperado con los brazos abiertos y una sonrisa. Tal vez es muy iluso de mi parte, empero, es a lo que me puedo aferrar mientras la guerra continúa. Las letras y las palabras son poderosas, sin embargo, la mayoría de los soldados que me rodean son ciegos y sordos. Puedo decir que entro en la misma categoría que los soldados.

"No hay camino para la paz, la paz es el camino", 
Mahatma Gandhi. 

El lisiado

    En cierta ocasión, por los pueblos de Cartuck en 1909 nació un niño con muchos problemas, según gritaba él a espaldas de los demás. Los desdichados que vivían por ahí se notaban: infelices, llorosos, cascarrabias. Felipe con 15 años de edad empezó a trabajar como ayudante de la modista. Él era cojo. A cada rato andaba con un bastón. Unos cuantos adolescentes de su edad lo molestaban y le decían "lisiado". Nunca fue respetado o amado; pensaban que no valía la pena. Creí que había llegado su momento; una chica abrió la puerta del local y le sonrió a Felipe. Se puso a ver algunas muestras de tela y se lograba ver que se escapaban unas miradas de ambas partes. Felipe se encontraba petrificado, tanta atención y toda para él. Al pasar los minutos, ninguno dio el primer paso y la señorita decidió marcharse. No buscó a esa chica para que se encontraran en un ambiente más informal. Posteriormente, cerró la tienda y de a poco salió del callejón. Lo miraban raro cada vez que podían, ya estaba acostumbrado porque no se podía extrañar lo que jamás sintió: calidez. 

    Todos los días seguía su rutina hasta llegar a un monte desolado, acostarse en una cama improvisada de arbustos y llorar hasta el nuevo día.

Hieres, pero lo soporto

    Miénteme. Destrúyeme como si fuera nada y hazlo con toda tu fuerza como si fuera todo. Aún puedo saborear tus labios contra los míos y tus caricias por todo mi cuerpo. Tu sonrisa me elevaba más allá del cielo y tus ojos decepcionados me llevaban a una depresión profunda. Te pedí un verano y me lo concebiste. Te pedí que me ocultaras la verdad hasta el extremo que pudieras y eso hiciste.

    Ver películas de terror, sin ti, hasta las tres de la madrugada no es lo mismo. Tus bromas me sacaban risas sinceras, ahora reemplazadas por el silencio que reina en mi pecho. No me atrevo a derramar una lágrima, eso no va a cambiar que te fuiste y jamás regresarás. ¿Te acordarás de mí?

    Cumpliste tu promesa. Ya no estás a suspiros de distancia, sin embargo, te sigo besando, abrazando y hablando en mis más grandes anhelos.

Mi mente es "normal"

     -¿Comes lechuga?-Pregunta.- Claro que comes lechuga.-Hace una pausa.- Mis compañeros me creen loco, ¿puedes creerlo? Yo me esmero en causar una buena impresión y ellos me ven de esa manera. Y más hablando contigo, por eso debemos mantener esto en secreto. Es muy difícil invitarte a cenar; tengo que pagar en cantidades que no te imaginas.-Suspira- pero lo vale para verte todas las noches. Algunos de mis colegas sí están locos, socializan con otros humanos y tienen novias, ¿puedes tan solo pensar aquello?

    El paciente del psiquiátrico se queda en un silencio sepulcral mientras observa a su amada tortuga. Lucha para que no lo pillen cuando guarda comida o se escabulle para el refugio de animales. El guardia de vigilancia y la psiquiatra lo esperan fuera de la habitación. 

    -¿Algún día se cansará de visitar a la tortuga?- Pregunta el guardia.- ¿O de invitarnos a estos paseos nocturnos?

    -No lo creo, para él nosotros somos sus colegas.- Lanza una sonrisa triste y le da un sorbo a su café hirviendo.

El colegio está caluroso hoy {+18}

    Hoy llegué muy temprano al colegio y de pura casualidad me dejaron entrar. Los pasillos parecían solitarios pero empecé a escuchar gemidos. Muy curiosa o, mejor dicho: chismosa; seguí el sonido. Me topé con una chica común disfrutando todo lo que el chico le hacía. El chico está muy guapo; notó mi presencia y yo me quedé estática. Mientras se besaban, él no paraba de mirarme con una sonrisa coqueta. Salí de ahí; no me saqué de la cabeza esos pensamientos en toda la mañana.

    Después, el misterioso "modelo" se acerca a mi mesa y ahuyenta a mis compañeras. Se sienta muy pegado a mí, tanto así que mi pelvis choca contra la punta de la mesa. Jadeé más fuerte de lo que creí; no puedo creer que él está disfrutando esta situación. Que pena y más en frente de muchos compañeros. Sus cejas se han elevado, puedo alcanzar a ver una sonrisa y posee una postura imponente.

    -Hola, si no estoy mal tú eres la que me estaba espiando esta mañana.- Maldita sea su voz...Va presionando su pelvis contra mi cola.

    -¿Quién dijo? Yo solo estuve en el lugar y tiempo incorrecto.- Necesito ponerme a la defensiva.- Además, no es mi deber darte explicaciones.

    -¿No te gustaría... ya sabes?- Su mano asciende desde mi muslo, llegando a mi muslo interno.

    -Mis disculpas, claro que quiero pero no contigo. Y si tú quieres, tienes una chica que supongo que es tu novia detrás tuyo las 24 horas del día.- Intento encontrar algún argumento en su contra.

    -¿Ella te dijo eso? Yo no soy de nadie, preciosa.- Inspiro su olor. Se acerca a mi oído y susurra algo que me deja atónita.- Piénsalo: no seremos exclusivos, siempre que gimas dirás mi nombre y no me buscarás si no es para fornicar.- Luego, desaparece por la multitud.

    Unas horas más tarde, siento que me estoy mojando en estos segundos. Le pido al profesor que me deje ir al baño. Me llevo una sorpresa cuando me encuentro a Stefano. Él me mira de arriba a abajo y viceversa con ojos brillantes. 

    -Dime que estás mojada.

    -Lo estoy.- Es lo único que puedo articular. Me toma del jean y me sube a la encimera del baño.

    -No haré nada que tú no quieras.-Mantiene unos centímetros de distancia. 

    -Puedes enseñarme, sé la teoría pero no tengo práctica.

    -Abre las piernas.-Me ordena y yo obedezco.

    Una de sus manos entra en mi pantalón y acaricia mi ropa interior. Lo tomo del brazo para intentar que pare, en pocas palabras, él no paró. Posteriormente, bajó su cara hasta mi entrepierna y lamió toda la zona húmeda. Por más de que mi exnovio es genial en estas cosas, en lo único que pienso es en esos labios gruesos y ojos negros de la mañana. Me imagino con él, me pregunto cómo se llamará. Apuesto a que el coge rudo y con ganas.

    -¿Si te digo que te voy a dejar cojeando, me creerás?- Señalaría mi vulva sin dejar de mirarme.

    -Tendrás que demostrarlo para poder creerlo.- Una sonrisa se escapa de mis labios.- ¡Ah... Dane!

    Mas eso nunca pasa, no por el momento.